Hay días en que tengo el don sobrenatural de ver cómo pasan los minutos.
Estos se convierten en horas mientras la aguja del reloj se acerca peligrosamente a la hora de cierre del periódico, sin que se me ocurra nada para llenar el recuadrito de la contraportada de "La Tribuna de Talavera".
Al final, no queda otro remedio que dar por válida la primera idea -en su momento autorechazada nada más hacer aparición- y trasladarla al papel al mismo tiempo que los "maquetas" del periódico empiezan a marcar mi número de móvil impacientes.
Hoy es un día de esos.
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