La globalización y las nuevas tecnologías posibilitan estafas como esta: que millones de personas voten las siete maravillas del mundo a través de mensajes cortos y otros medios que, lógicamente, nos cuesta pasta de nuestro bolsillo. Finalmente ha ganado la Fundación Weber, que se ha embolsado millones de euros a costa de los numerosos incautos que han picado en el primer timo global del siglo XXI.
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