10.3.09

LA GESTIÓN DE LA CRISIS, POR GÉRICAULT


Siempre ha sido mi cuadro favorito. Por su composición, dramatismo y por su historia.
Este cuadro "Balsa de la Medusa (1818), que se encuentra en el Museo Nacional del Louvre, se basa en un suceso real, el hundimiento del barco francés Medusa a causa de la negligencia de su capitán, vinculado al gobierno conservador, tardando los náufragos varios días en ser rescatados. Es una tela de Teodoro Géricault (Théodore Géricault) en la cual el autor toma como referencia un drama acaecido por el naufragio de la fragata francesa "Méduse" sobre la costa occidental de África en 1816.
La historia del barco francés "Méduse" (Medusa), fue uno de los sucesos más espeluznantes en la historia de Francia.
Fue el 17 de junio de 1916. Una flotilla dejaba la Isla de Aix (Francia) para emprender un viaje a Senegal, llevando a un grupo de funcionarios y de colonos, comandados por un oficial que, por falta de experiencia, debía serle fatal a la expedición.
Mal dirigida, la fragata hizo naufragio frente a la costa africana y cuando los 365 pasajeros quisieron huir en los botes salvavidas, sucedió que dichos botes no estaban en número suficiente.
El barco naufragó frente a las costas africanas. Después del naufragio y construida una balsa con los maderos de la fragata, subieron a ella 149 náufragos, entre los que solamente 15 sobrevivieron a la dura prueba del mar. El hambre, la sed, la fuerte exposición al sol, aniquiló a 134 personas.
Lo que nos trae al presente la leyenda, es que estos 15 hombres hicieron todo lo posible para defender sus vidas. En mitad del mar, un barco de la marina francesa avistó a los náufragos pero no los recogió (aquí el desprecio por la vida humana). Los supervivientes fueron presas del hambre, la sed, la insolación y las enfermedades. Murieron muchos y el resto sobrevivió comiendo los restos de los cadáveres. Finalmente, un carguero los encontró y devolvió a Francia. Y todo esto sucedió por un buen reflejo característico de la actitud francesa, como siempre, con total desprecio de la vida humana.
La escena recoge el momento en que los náufragos avistan la fragata que no los recogerá. Los personajes componen toda una galería de las expresiones posibles, desde la desesperación más absoluta del anciano que da la espalda al barco, pasando por los primeros atisbos de la esperanza, hasta llegar al entusiasmo desbordado de los hombres que agitan sus camisas al horizonte.
La visión es completamente dantesca, con la balsa medio deshecha por el oleaje, los cuerpos de los muertos, putrefactos, mutilados, desperdigados por la balsa.
Géricault se adelantó muchos años en pintar la gestión de Zapatero ante la crisis.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

UAUH! No sabia el dato inspirador del cuadro.
Genial la explicación.
Y muy cachonda la comparación!
T.

Anónimo dijo...

A mí, más que una comparación cachonda, me parece una comparación trágica y ¡real!