
Los recién estrenados contenedores soterrados han amanecido desbordados de su correspondiente basura. ¿Qué nos ha pasado? ¿Nos hemos vuelto más concienciados con la necesidad de reclicar de la noche a la mañana? ¿Los contenedores son pequeños? ¿La recogida debe ser más asidua? O bien que todos hemos querido estrenar los nuevos adornos de nuestro barrio. Quizá esto que parece un chiste sea la respuesta correcta. El tiempo lo dirá.
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