Ante desgracias como estas, los problemas cotidianos de nuestro día a día se empequeñecen hasta llegar a parecernos ridículos. La Madre Naturaleza vuelve a soltar su ira sobre los más pobres. Mientras, los que vivimos en el primer mundo y más maltratamos nuestro medio ambiente, observamos cómodamente sentados en nuestro sofá las dantescas imágenes de Haití en un televisor de plasma. ¿Tenemos o no suerte?
2 comentarios:
Nuestro IPC y nuestros tipillos de interés, mandan. Ese es parte del problema y explica también porqué la solución para los países empobrecidos pasa por nuestras manos.
(Ya está bien que te decidas a volver a bloguear, se te echaba de menos. Y la fiesta de reinauguración?)
Te mandaré un vino español y unos canapeses virtuales para celebrar la vuelta. La fiesta, la tendremos el viernes 22.
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